Papá Noel y los Reyes Magos se han aliado para ofrecerme unos magníficos regalos navideños cuando, de hecho, no me los merecía en absoluto si atendemos a los cánones clásicos. Y tengo que compartirlo con la humanidad, claro.
Soy Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre; prepárate para morir
La gente de Karmacracy, uno de los proyectos más lúcidos, interesantes y frescos con los que me topé el año pasado, me regaló esta magnífica taza con uno de mis personajes favoritos de la ficción: Iñigo Montoya, el pertinaz y habilidoso espadachín perseguidor del asesino de su padre.
No me resisto a incluir un video con el maravilloso Iñigo Montoña diciendo la frase que le hizo inmortal para la posteridad, aunque Mandy Patinkin, el actor que lo encarnó, sigue haciendo personajes secundarios inmortales, últimamente en Homeland.
OdeB, un aceite de lujo
Estos últimos años he tenido la suerte de poder disfrutar de un pequeño manjar líquido, el exquisito aceite de Olivarias de Bernuy.
OdeB es un la experiencia de un regalo anónimo que se desvela cuando entras en su web y lees el mensaje que te deja quien te lo hace llegar. Hasta ahora, diferentes obsequios con le excusa de encuentros y aventuras profesionales me habían permitido contar con una temporada de este riquísimo Aceite de Oliva Virgen Extra.
Pero este año han sido los amigos de OdeB, por iniciativa propia los que, sin más excusa que el cariño, me lo han regalado oficiando de Reyes Magos aceituneros. Un lujo y un placer que todos en casa hemos agradecido y disfrutado.
Una acuarela desde el cariño
Mi cuñado, Leovigildo Contel, Cavaller del Bon Dolç (asociación valenciana de maestros pasteleros artesanos), es también un magnífico acuarelista. Disfruto viendo su trabajo y tengo varios cuadros suyos en casa y, como si fuera un codicioso coleccionista, siempre estoy ávido de incorporar nuevas piezas.
La sorpresa ha venido estas navidades por correo ordinario, con una felicitación de mi hermana, su marido, sus hijos y sus nietos (mi cuñado, mis sobrinos y mis sobrino-nietos, ahí es nada). No es novedad lo de la felicitación, pero sí que viniera encartando una pequeña y deliciosa acuarela de mi cuñado.
Abrígate bien, que viene Manara
En casa, los Reyes Magos (que no el Viejo Pascuero) me dejaron un par de cosas que no sé si están conectadas o son elementos disjuntos, pero que me han encantado también, ambas.
Una de ellas es algo tan prosaico, pragmático y entrañable como una preciosa, suavísima y larga bufanda color azul marino que me está viniendo de lujo para utilizar en mis desplazamientos en bici estos fríos días de invierno. Bufanda que, como digo, intento enlazar con el otro regalo, muy sustancioso, que ha sido una colección de libritos de la obra erótica (casi toda ella) de Milo Manara, uno de mis dibujantes predilectos (no saquéis conclusiones erróneas, tengo un puñadito de dibujantes predilectos). Es una colección antigua que tuvo a bien localizar mi Rey Mago particular no sin poco esfuerzo. ¡Fantástica colección!
Los buenos augurios de un martín pescador
Francisco Lemos, un ex-comapañero de batallas profesionales pasadas y, sin embargo, también amigo, me pidió sospechosamente mi dirección postal mientras chateábamos poniéndonos al día poco antes de Navidad. Más tarde me explicó que era para enviarme una ilustración que había preparado como obsequio navideño para amigos y clientes. Un magnífico detalle puesto que es un gran ilustrador… y también pintor del que atesoro algunas piezas en casa y, como no, uno de los mejores diseñadores web que conozco, que de ahí nos viene la amistad.
La deliciosa ilustración es un martín pescador algo ambicioso a juzgar por el tamaño de su presa, pero es una divertida alegoría de lo que escribe al dorso: “Pescando grandes ideas para el nuevo año”.
En definitiva, un exquisito fin de año con buenos regalos, buenos deseos y gente querida alrededor. ¡Así da gusto cerrar el año!